Cuando nos convertimos en madres y padres, nuestra vida cambia en su totalidad. A partir del día 0 comenzamos a estar pendientes de nuestros hijos día y noche. Tenemos que alimentarlos, atender sus necesidades físicas. Los cuidamos mientras comienzan a dar sus primeros pasos, los vemos perder sus dientecitos de bebé. Le enseñamos a guardar sus primeros juguetes, a compartir su muñeco favorito.
Nos convertimos en maestras, psicólogas y terapeutas. Nada hay más ocupado que el día de una madre y mucho cambia la vida de un padre. Hay que hacer de todo y nunca dejar de atender al niño. Hay que aprender a usar el tiempo y sacarle a las 24 horas 36 para poder completar todas las tareas del día. Cuando nuestros hijos son pequeños, nuestra cama siempre nos recibe exhaustos y el sueño es un verdadero privilegio.
Las que ya tenemos hijos grandes (me refiero a jóvenes y adolescentes) como yo, nos damos cuenta que poco a poco se nos acaban un poco las tareas. Y no me refiero a que los hijos crecen y las cosas son más fáciles, no, los hijos crecen y las preocupaciones también crecen. Pero sí es cierto que ya no despiertan a media noche, que ya no hay que llevarlos al parque a jugar, que no hay que dedicar tiempo a sus horas de comida, etc, entonces te vas sintiendo más libre pero a eso también le sumas que tus hijos también están ocupados en sus actividades, con sus amigos, en su trabajo, en sus teléfonos. Mami y papi se sientan en el sofá en las noches y les falta el bullicio de los niños, extrañas que se sienten en tus piernas, que se peleen entre ellos, que pidan de comer… eso se extraña tanto, tanto que hay que darse ánimo para vivir esta nueva etapa.
Hay que mirar atrás y ver sus logros, sentirnos orgullosos de que son jóvenes de bien, que aman la vida y que lo único que ha pasado es que han crecido y eso es motivo de estar felices.
Pero la realidad es que cuando nuestros hijos crecen nos invade un sentimiento egoísta porque no queremos dejar ir de nuestras manos ha aquellos bebés que trajimos al mundo. Hoy ese mundo es su mundo y tu aunque formas parte de él, ya no serás la que diriges toda su vida. Ellos ya tomarán sus propias decisiones aunque no sean las tuyas.
Como adaptarnos a que nuestros hijos crezcan
Todas la etapas en la crianza de nuestros hijos nos imponen retos y nos obligan a cambiar y adaptarnos a ese momento en específico que estamos viviendo. Por ejemplo, cuando son pequeños, nos adaptamos a determinados horarios porque la rutina de ellos es lo primero. Después, cuando comienzan la escuela, nuestra vida gira alrededor de eso; las tareas, actividades extraescolares y sus metas.
Cuando crecen, cuesta adaptarse a que no necesitas estar buscando en qué lo puedes ayudar, o que problema le tienes que solucionar hoy, o que le tienes que comprar zapatos porque ya los que tiene de diario están viejos. No, ya tienes que contar con ellos hasta para comprarles un alfiler porque ya han crecido. Ya ellos eligirán sus zapatos o lo que sea. Usarán los zapatos viejos hasta que ya no den más, aunque a tí no te parezca. Ya ellos organizarán el tiempo para sus tareas y ya no siempre estarás enterada de lo que sucede en la escuela o con sus amigos. Ya ellos tienen otras personas en la que se apoyarán, sus amigos y maestros, por ejemplo. Tú irás sintiendo un vacío porque sentirás que te falta todo. ¿Cuántas veces no hemos dicho o escuchado a un amadre decir, “como me gustaría que fuera pequeño todavía.”?
A los adultos nos cuesta salirnos de esa inmensa responsabilidad, por tanto para eso hay que prepararse también. ¿Cuántos no estarán leyendo esto y hasta lágrimas en sus ojos tendrán? Al final ser padres es una tarea difícil pero es lo que más amamos y disfrutamos de la vida. Es la obra más gratificante que hay en este mundo. Esta etapa también es hermosa y también tendremos tareas porque seremos padres por siempre.
¿Que debemos cambiar?
- Hay que cambiar las reglas y ser más flexibles. Por ejemplo, cambiarán sus horarios y métodos de estudio, les gustara ir de fiesta y cada día querrá llegar un poco más tarde a casa. Negocia con ellos, así los comprometerás a que se cumplan esas normas que ellos mismos después de un acuerdo aceptaron.
- Comprénderlos… los adolescentes pasan por una etapa de descubrimiento y búsqueda de su identidad. Esto los hará complicados, se enojan con frecuencia y se cansan de tus constantes reproches. No dejes nunca de dialogar con ellos. Siempre explica tus preocupaciones y que seguirás pendiente asegurándote de que sus decisiones sean las correctas.
- Ayúdalos en sus búsqueda de respuestas a todo. No minimices la importancia de lo que les sucede, aunque por tu experiencia veas que no es un problema lo que está pasando o que es algo sin importancia. Dale la importancia que él le da y así se sentirá apoyado y comprendido.
- Ten en cuenta su opinión siempre. Recuerda que ya creció y que tiene su propio criterio. Pregúntale desde lo que le gustaría comer hasta que opina de este nuevo proyecto que tienes para la casa. No te limites solo a preguntar, también acepta y cambia planes por seguir sus ideas. Así lograrás que se sientan escuchados y que valoras sus opinion.
- Apóyate en él, en sus ideas frescas y en el amor que te tiene. Por ejemplo, involúcralos en tus proyectos personales, pídele ideas y consejos. Te sorprenderás lo valioso que será para tí escucharlos. En mi caso, mis hijos son mi apoyo. Yo entiendo que son jóvenes y que tienen habilidades y facilidades que yo no tengo. Cuando decidí poner en práctica mi idea de este blog, fueron ellos los primeros en apoyarme y brindarme su ayuda.
- Aprende de tus hijos. Aunque no lo creas, tus hijos tienen mucho que enseñarte. A ellos les ha tocado vivir otra época y tener experiencias diferentes a las tuyas. Mi hijo más chico es el administrador y diseñador de esta página, así que se podrán imaginar todo lo que aprendo de él día a día.
Como ves, esta etapa también es hermosa… comienzas a recoger los frutos que sembraste, encuentras en tus hijos tu apoyo mayor, disfrutas su amor en otra faceta, los amas cada día más y te enamorás de su personalidad y de quienes son. Los admirás porque tú les guiaste pero ellos han hecho de su vida una obra donde ahora tú eres la espectadora.
Ellos serán tu sostén mañana y esa es la vida, por eso disfrutemos a nuestros hijos en cada etapa porque no hay vuelta atrás. Si no los disfrutamos corriendo en el parque cuando era el momento ya nos perdimos eso.
Trabaja para vivir, para el sostén saludable de tu familia pero en tu horario nunca olvides el tiempo de tus hijos. Saca fuerzas para estar con ellos y por ellos. Al pasar de los años, tus hijos estarán tan cerca de tí como tu lo has estado de ellos siempre.
Te hablo desde mi vivencia personal de ser madre hoy de dos amores, uno de 23 y otro de 17… esto es un reto.
Espero y este artículo no solo sea leído por los que ya tienen hijos grandes, espero sea leído por las que incluso esperan bebés y por los papás que juegan un papel insustituible para sus hijos.
El truco de mamá (Pilar) says
Me ha gustado mucho tu post. Y qué razón tienes! El mío aún no es grande, pero ya me pena ver cómo va creciendo y va independizándose poco a poco… Habrá que ir acostumbrándose a ello 😊
Giselle says
Si es un poco dificil acostumbrarse a que los hijos se van separando un poco de uno cuando crecen. Pero tambien es muy lindo verlos crecer y disfrutar sus logros. Gracias por tu comentario y tu visita 🙂