A raíz de mi artículo anterior, algunas mamás me han comentado que están preocupadas porque sus niños tendrán que cambiar de escuela, entonces me pareció este post tan necesario como el anterior de regreso de las vacaciones.
Muchas veces los padres en ocasiones, y me incluyo, menospreciamos y sub valoramos a nuestros hijos. Sus emociones, sentimientos, preocupaciones y hasta el dolor que puedan sentir. Cuántos no hemos dicho, o hemos escuchado a alguien que dice:
“No te preocupes, que los niños se adaptan rápido a todo.”
“¿No habla inglés? No pasa nada… aprenderá rápido.”
“¿Una escuela nueva? No llores, tendrás otros amigos.”
“¿Una casa nueva? Te gustará enseguida.”
Se cayó y llora… “No tienes que llorar si eso no fue nada.” o “Los niños son de goma, no les pasa nada si se caen… siempre rebotan.”
Errores tras errores que cometemos los padres muchas veces. Los niños sienten, se preocupan y sufren al igual que nosotros y muchas veces más porque ellos no saben y no pueden analizar las cosas como lo hacemos los adultos. Por ejemplo, si la escuela nueva es mucho mejor en calidad del currículum que ofrece, el no lo puede ver así.
Si sabemos que los niños aprenden un nuevo idioma rápido, él no lo sabe y que se lo digamos no dejará de ser algo desconocido para él… porque, ¿a quién le es fácil? A nadie.
Las madres que nos ha tocado emigrar con hijos hemos sufrido el doble las consecuencias de una emigración porque hemos visto el desconcierto en la cara de nuestros hijos al llegar a otro país con nuevas costumbres y si es un idioma diferente aún más difícil. Yo recuerdo que uno de mis hijos me decía al regresar de la escuela (nunca olvidaré estas palabras): “En el aula hay un reloj blanco y negro y yo solo miro como camina para saber cuando regreso a casa.”
Esas palabras las llevaré tatuadas en mi alma toda la vida… él no la estaba pasando bien con el cambio y como madre yo no podía minimizar eso porque lograría un efecto contrario al que a veces queremos lograr. Yo necesitaba dejarle saber cómo lo entendía, cómo me dolía que él estuviera pasando por eso y animarlo a saber que los malos momentos iban un día a quedar atrás aunque jamás serían olvidados, además de salir como su abogada a buscar la razón por la que a mi hijo no lo estaban integrando al sistema escolar.
Si no logramos ponernos en los zapatos de nuestro hijo y sentir con él… no lograremos ayudarlo. Si se cae, no le digas que no fue nada, sé que lo haces para que crea que no pasó nada y deje de llorar. Pero así lo confundes, el siente un dolor y tu le debes explicar qué es lo que está sintiendo. En este caso le dirás… “Lo siento, estás llorando porque te duele, claro, porque te caíste. Yo también estaría sintiendo dolor…” y ahí dejas tu mensaje… “Por eso no debes correr y mami te lo ha dicho, si te caes te vas a lastimar y te dolerá.”
Así él sabe lo que siente; es dolor por la caída. Peor si le dices eso no duele, así él no sabrá qué es lo que siente y por qué llora… tenemos que hablar de emociones en otro post.
Ahora concentrémonos en el cambio de escuela.
Este es un paso que los padres damos por muchas razones que no siempre son las que uno quiere. Por ejemplo, si los padres se divorciaron este cambio de escuela irá unido a algo doloroso para el niño y no deseado, porque por supuesto ningún niño desea que sus padres se separen. Si por ejemplo el cambio es por emigrar, también va unido a una carga emocional fuerte.
Pero cualquier cambio es fuerte para ellos, aunque sea por su bien. Para ellos solo cambia todo, desde el camino hasta las caras, voces y entorno al que estaban acostumbrados. Eso es fuerte para los niños de cualquier edad. Cada edad con sus especificidades, pero todas con puntos en común: los amigos, los maestros y la escuela.
En las primeras edades escolares, los niños hacen un vínculo muy estrecho con sus maestros; los llegan a idealizar en la mayoría de las ocasiones. Se acostumbran a su presencia, su voz, su manera de caminar y de educar… todo es para ellos un ideal. Yo con mucho cariño guardo las palabras de madres que al pasar de los años incluso me han dicho que su niño aún sigue diciendo que quieren que sea su maestra, que no les gusta la otra. Y eso no está en ser mejor o peor, los niños no miden eso, solo miden la seguridad y la conexión que tengan con sus maestros.
Los amigos son para los niños y jóvenes su mundo. Dejar atrás a sus amigos es fuerte, muy fuerte para ellos y los padres deben apoyarlos en todo momento. Solo pensarán, “¿Qué será de mi si encontrara alguien tan simpático como (por ejemplo) Pedro?” O si habrá uno que juegue tan bien con él como Osvaldo… o si encontrará una niña tan hermosa como María, y así miles de preguntas que se hacen sobre dejar a sus amigos. Ellos solo ven qué están perdiendo y tu papel es dejarle saber que los buenos amigos son para toda la vida. Le dejas saber que puede contactar a sus amigos aunque estén en distinta escuela.
Bueno, si el caso es que salió para otro país, ahí sí te tocará decirle que siempre recordará a sus amigos y los buenos momentos que pasaron …es triste eso, sí, pero a los niños también hay que presentarles la vida con sus matices y que sepan que no todo es maravilla.
Por otro lado, la escuela, y me refiero a la estructura, al edificio… Sí, porque ellos también se anclan a un lugar, ellos forman parte de cada sitio y pared de su escuela. Esa es su otra casa y se sienten que pertenecen ahí. ¿O al pasar de los años no les da nostalgia pasar por su antigua escuela a ustedes? ¿No recuerdan los pasillos, el patio, las aulas y sienten añoranza por los años dejados atrás? Eso es pertenencia a un sitio en específico… ellos también sienten eso.
¿Cómo ayudarlos?
- Él debe ser el primero en conocer este cambio y la razón. Nunca le escondas la verdad y dale todas las explicaciones que necesite.
- Muéstrale la escuela, resalta lo positivo de ella sin dañar la imagen de la anterior.
- Regístralo temprano y deja que te acompañe, así caminará la escuela por vez primera en tu compañía.
- Si tienes la posibilidad de conocer al maestro o maestros antes, es genial, así el sentirá menos ansiedad los primeros días. Además, si puedes, contactarlo vía correo electrónico. Le podrás explicar cómo lleva tu hijo el cambio y así él ayudará en la transición y sabrá la situación del niño.
- Siempre que hables del cambio, sin minimizar el choque que provoca, habla con entusiasmo y siempre mirando al futuro.
- Infórmate sobre el calendario escolar.
- Si puedes conocer a otros padres, hazlo, así te podrán compartir experiencias.
- Si puedes ser padre voluntario, será excelente porque eso te acercará a la escuela y tu hijo sentirá seguridad.
- El primer día de escuela, lleguen más temprano para que él vea que los niños llegan con entusiasmo.
- La despedida que sea simple, no le pongas drama. Si quieres llorar, (y ni creas que te cuestiono, yo he llorado al dejar a mis hijos como nadie se imagina) llora cuando no te vea.
- Nunca te regreses a casa porque llora que no quiere ir a la escuela. Eso será duro hasta que se adapte. Solo explícale que debe ir a la escuela y que lo entiendes pero que poco a poco todo esto pasará.
- Al recogerlo, se puntual, trata de que no tenga que esperar por ti ni un minuto, sobre todo en las primeras semanas de adaptación.
- Al regresar, habla sobre cómo se siente. Déjale saber que le entiendes y que lo apoyas siempre, que no estará solo en esto.
- Ve descubriendo poco a poco si hace amigos.
- Mantener comunicación frecuente con la maestra y la escuela es fundamental.
- Si ves que al pasar del tiempo tu hijo está deprimido, de mal humor, no hace amigos y aún no se adapta, visita la escuela e infórmate de todo y busca ayuda profesional. No todos respondemos de la misma manera al cambio.
El cambio de escuela es algo fuerte para niños y padres. Es una etapa difícil pero que se supera, y como ya les dije, si no se supera pronto buscar ayuda es la solución.
Los niños son todos diferentes, unos son más fáciles de adaptarse que otros y es por eso que buscar ayuda es la vía. Siempre lleva presentes la metas escolares y resalta las cosas positivas que logre. Una vez más… amor y comprensión son la base de una educación con éxito.
Esta experiencia pasará y solo dejará enseñanza. Después de esto aprenderá que detrás de un cambio así hay nuevos horizontes… más amigos, maestros y anécdotas que contar.
Suerte a todos con los cambios y los primeros días de escuela. A las mamis… no olviden los pañuelos porque como se llora al dejar a nuestros pequeñines, ¿verdad?
Olivia says
Gracias por tu aportación. Feliz semana.
Giselle says
Olivia soy yo quien te agradece a ti por tu visita y tu comentario.
Un saludo,
Giselle