Es muy usual que con el paso de los años las personas vayan perdiendo la motivación de celebrar su cumpleaños. Casi siempre esto sucede porque se sienten desmotivados al pensar que están haciéndose más viejos, cosa que es cierto, porque cada año que pasa somos un año mayor que el anterior. Existe una tendencia a mentir sobre la edad que es mucho más común de lo que pensamos. No solo se ve en mujeres, sino también en los hombres.
Hoy es mi cumpleaños y me encantaría hacer una reflexión de vida con ustedes, mis lectores. Precisamente hoy que estoy en los zapatos de cumplir un año más quiero compartir mi punto de vista sobre cómo veo yo el hecho de mentir sobre la edad.
¿Que cuántos cumplo hoy..? Quédate hasta el final y por supuesto que te lo digo.
Se sabe que desde hace mucho tiempo que la belleza física, la apariencia, el lucir como dentro de una cápsula de cristal es algo que se ha generalizado a tal modo que se ha convertido en el standard del ser humano… sin serlo.
Incluso, los medios de comunicación se han hecho eco e imagen de esos estándares de belleza, que van asociados siempre a la juventud, a las medidas perfectas, a la piel sin el más mínimo detalle que empañe esa persona de porcelana que nos venden todos los días.
Es decir, las personas van por la vida muy ocupadas de cómo se ven por fuera, si hoy tienen unas canas más, o si ya las líneas de expresión van haciendo huella.
Y está bien ocuparse de cómo nos vemos. A mi me gusta lucir bien. Yo lo veo como la acción de limpiar y decorar nuestra casa. Soy fanática, por así decirlo, a la decoración del hogar. Me encanta salir a comprar detalles para mi casa, me encanta cambiar los muebles de lugar, me encantan las flores, los adornos. . . En fin, me sienta muy bien sentarme en casa y mirar alrededor y ver lo que me gusta ver. No arreglo mi casa para que cuando me pregunten de cuando es la construcción mentir y decir que tiene menos años. . . no. Lo hago para que se vea cuidada a pesar de los años y no dejarla en el abandono.
Así veo que funciona con nuestro cuerpo, que es nuestra casa. Es el caparazón donde viviremos toda la vida, y pienso que no lo debemos abandonar; debemos cuidarlo y tratarlo bien para que los años le pasen de la mejor manera, pero nunca mentir sobre su longevidad, nunca ocultar sus años porque al final la verdad aparecerá, ¿y de que habrá servido mentir?
También hay momentos en que se miente sobre la edad poniéndose años de más. Por ejemplo, hay jóvenes que mienten sobre su edad para acceder a un club donde la edad es requerida por leyes que hay establecidas sobre el alcohol o estar expuestos a experiencias no acordes a su momento de vida, o mienten porque han conocido a alguien mayor y no quieren que el ser joven estropee esa oportunidad.
Hay quien miente sobre su edad para que el resto la tenga aún en esos límites que existen de la juventud y que siempre van acompañados de la frescura que la propia juventud nos da.
En ambos casos al final es mentir, y pareciera que es la llamada mentira piadosa, esa que se dice porque la verdad nos aplastará. . . pero que no deja de ser una mentira, tan dañina como cualquier otra y que siempre tendrá que ser unida a otra y otra hasta tejer una telaraña de mentiras en la que nos enredamos sin poder salir.
¿Cómo diferenciar entre la mentira de un hijo, que dijo ser mayor para poder entrar a un sitio no adecuado a su edad? ¿Y la mentira de su madre que dice ser más joven para que el mundo crea lo que ella quiera?
No hay diferencia, es mentir para cambiar nuestra realidad.
Se han realizado estudios sobre esta tendencia de las personas de mentir sobre su edad, lo cual hacen por diferentes razones. Hay quienes piensan que la edad es determinante a la hora de buscar un nuevo amor, a la hora de conseguir un empleo, a la hora de insertarse en un grupo donde no quieren que los sientan como niños aun, o que los vean como pasados de moda, viejos, etc.
El mentir sobre la edad es sinónimo de baja autoestima y le da a nuestra personalidad la característica de no ser una persona confiable. Los psicólogos dicen que estas personas generalmente son descubiertas y muchas veces se ven envueltas en situaciones tan complicadas, como que ante un trámite legal ni saben en ocasiones su verdadera edad porque tanto han mentido que no pueden ni salir de su propia telaraña.
Y es que la vida es nuestro propio juez, no hay manera de librarse de ese dia a dia que pasa y que saca a flote siempre la verdad. Si un joven mintió para entrar en una relación de pareja, simulando tener más edad, un dia no contará con la suficiente experiencia para asumir determinada situación, y su juventud, su frescura y su inexperiencia lo dejarán al descubierto.
De igual manera si alguien dice ser más joven para lograr un empleo, o formar parte de una grupo determinado, al final un dia tampoco tendrá la suficiente habilidad o atributos que solo la juventud le da y dejará ver que no es quien dice ser.
Al final solo logran pasar a ser personas consideradas no confiables.
Ser joven es maravilloso, pero lo más maravilloso es que sepas vivir cada momento de tu vida a plenitud, que rías, que sueñes, que ames, que vivas, que aprendas. . . que seas tú. Que no necesites el filtro de un número de años para ser quien eres. Por lo general, se asocia la alegría, el buen humor, el baile, a la juventud. Y esto es un error, porque la persona que es alegre, jovial, bailadora, divertida, etc. lo será siempre aunque al pasar de los años pueda bailar menos porque le duelan los pies. . .
Los estudios han aflorado la necesidad que existe hoy dia de cultivar la autoestima del ser humano y reforzar su autenticidad. De que aprendan a buscar en ellos mismos su felicidad, de que se acepten en primer lugar como son, que se quieran, que se cuiden, que se protejan. No de los años que pasan (porque esos no los detiene nadie), sino de la enfermedad del alma.
Porque cuando pasan los años, da nostalgia. . . sí, porque hay personas importantes de tu vida que ya no están, hay etapas que ya pasaron, hay vivencias que ya se vivieron, hay fechas que no regresan, hay amores que cambiaron, crecieron los hijos y creciste tú. Eso da nostalgia, porque obvio todos quisiéramos vivir siempre rodeados de nuestros padres, de nuestros abuelos, desearíamos que esa persona que ya no está nunca se hubiera ido. Quisiéramos que ese día inmensamente feliz no terminara, que los hijos crecieran muy lentamente para disfrutarlos el triple. . . Pero la vida no funciona así. No podemos parar el tiempo, no podemos vivir de manera tan egoísta que no queramos cederle nuestro lugar a los que vienen detrás.
No podemos ser tan egoísta y no darles la oportunidad a nuestros hijos de crecer.
No podemos cambiarlo todo cuando en realidad lo que tenemos que cambiar es nuestra manera de vivir y de ver la vida.
Lo que sí podemos cambiar es el lente con el que miramos en ocasiones la vida, porque el tiempo no se detiene, los años pasan, los momentos se acaban. . . Pero si vivimos cada dia con intensidad, si inmortalizamos en nuestra mente y nuestra alma ese día inolvidable, si guardamos los mejores recuerdos de nuestra infancia porque nuestros padres así nos la hicieron vivir. . . ellos están vivos también.
Si disfrutamos a nuestros hijos cada segundo y los amamos y los apoyamos y los educamos, haremos que ellos construyan su álbum de recuerdos que los acompañará por el resto de nuestras vidas y cuando ya no estemos.
La sociedad necesita cambiar la visión que se tiene de envejecer; que más que un castigo es un privilegio. En la vida tienes que vivir tu presente, el que te toca ahora mismo y te tienes que ir adaptando, tienes que reinventarte, tienes que aceptarte.
Cada etapa de la vida tiene ventajas y desventajas, y pasarás por aquellas que tengas la oportunidad de vivir.
Hoy cumplo años, y mi caparazón es diferente al de años atrás, primero porque tiene más años y segundo porque está repleto de vivencias, de experiencias, de alegrías, pero también de tristezas.
No sé en qué rango de juventud esté, no se en que clasificación de edad entre. . . lo que sí sé es que soy en esencia la misma persona. Soy la que se ve al espejo y no busca a la chica de 20 años; la que buscaba miradas al pasar, la que iba por la vida sintiéndose invencible, la que se miraba mil veces al espejo buscando dónde estaba el defecto para corregirlo. . . Me busco a mi. . . y lo mejor es que me encuentro, no de 20 años, pero soy yo.
Busco a esa mujer que ya tiene líneas de expresión, que se llaman arrugas, ja, ja, ja.
A la que trajo al mundo dos hijos y ha dejado su vida en criarlos. A la que ya no pregunta al espejo quién es mas bella, sino más sabia.
A esa mujer que ha superado engaños, traiciones, pérdidas, retos. A esa mujer que ha tenido que plantarse nuevamente en un país desconocido a una edad que ya superaba la mitad de lo que he vivido.
Y al mirarme veo que ya hoy no es media rueda, como se dice en mi país cuando alguien arriba a los 50 años. . . hoy con satisfacción celebro que la rueda no se detuvo ahí, sino que siguió girando y por tanto me siento bendecida de seguir acompañada del amor de mi esposo, de seguir disfrutando a mis hijos, de la familia que tengo, de las amigas que forman parte de mi, de amanecer con mis perritas en mi casa, mirando alrededor de esa casa a mi gusto, y con la satisfacción del camino andado.
Nunca completamente feliz, no siempre con recuerdos agradables. No siempre me han acompañado las mejores decisiones, pero siempre con optimismo, con valentía, con propósitos y con la dicha de haber crecido con amor.
Quiero perder libras, pero no quiero perder ni un mini segundo de disfrutar de mi familia. No quiero perder la alegría. Quiero seguir riendo, pero sobretodo seguir siendo auténticamente como soy y con los años que tengo.
No ocultaré mi edad nunca y mucho menos para aparentar lo que no soy. No tengo 20, ni 30, ni 40. . . ¡Ufff! Eso es increíble porque, ¿quién me quita lo vivido? ¿Quién me quita lo aprendido?
Mi pregunta es. . . ¿quitarse 5 años significa que la vida te los dará?
¿Quitarse los años significa que tendrás ese mismo tiempo para vivir?
NO. . . ¿entonces para qué quieres borrar el tiempo que ya le has ganado a la vida?
Feliz cumpleaños para mí. Hoy ya son 51, y espero tener la dicha de celebrar, contar y gritar a todos muchos más.
Saludos,
Marta says
Me encantaron tus reflexiones! muy ciertas!
Giselle says
Muchísimas gracias Marta. A mi me ha encantado tu visita, espero tenerte siempre por aquí.
Un abrazo,
Giselle